CULTIVANDO UN JARDÍN DE NOMBRES EN LOS BOSQUES EN MINIATURA DEL CABO DE HORNOS: EXTENSIÓN DE LA CONSERVACIÓN BIOCULTURAL Y LA ÉTICA A SERES VIVOS POCO PERCIBIDOS
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Resumen
Las briófitas (musgos, hepáticas y antocerotes) y los líquenes han sido subvalorados en los programas de conservación y educación ambiental, y por la cultura moderna en general. Tanto es así, que la mayoría de las briofitas y líquenes carecen de un nombre común. Aquí presentamos una nueva metodología y actividad para fomentar una comprensión ecológica de la biodiversidad, como también de la conservación y la ética biocultural, que incluya a seres vivos pequeños y poco percibidos; tales como las briófitas. Si algo no tiene nombre, entonces no existe en el ámbito cultural. Si algo se nombra, entonces sí existe en la esfera cultural; además, su existencia queda decisivamente influida por su nombre. En el extremo sur del continente americano, la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos de la UNESCO en Chile protege un “hotspot” o centro mundial de diversidad de briofitas. Aquí el equipo de investigación en el Parque Etnobotánico Omora ha desarrollado una innovadora actividad educativa y de ecoturismo para apreciar las briofitas: Cultivando un Jardín de Nombres. Esta actividad se ha desarrollado bajo la aproximación metodológica de la Filosofía Ambiental de Campo (FILAC), que anima a estudiantes y visitantes a observar y apreciar tanto biofísica como culturalmente (incluyendo la dimensión simbólico-lingüística) la existencia de las briófitas y líquenes, sus hábitos de vida y sus hábitats. Los participantes son invitados a observar, dibujar y crear nombres para las briofitas y líquenes utilizando: (i) una lupa de mano para amplificar las características biofísicas de las plantas pequeñas y (ii) los lentes conceptuales de la ética biocultural para amplificar la comprensión acerca de cómo interpretar y respetar el mundo natural. A través de esta actividad, los participantes se conectan a seres vivos que eran antes poco percibidos y comienzan a visualizar, valorar y cuidar una realidad biofísica y cultural que es diversa, hermosa, y cumple funciones ecológicas que son esenciales para la integridad de los ecosistemas y el bienestar humano. Cultivando un Jardín de Nombres promueve un cambio de perspectiva científica y ética para incluir a grupos de seres vivos poco percibidos en las metas de conservación y educación ambiental.